¿PARA QUÉ SIRVE?

El hielo ayuda a mejorar la circulación sanguínea. Al aplicarlo sobre la cara, se oxigena la piel logrando que ésta se vea con un aspecto más vivo y menos opaco o apagado. Además, la activación de la circulación sanguínea y las temperaturas bajas le devuelven firmeza a la piel y ayudan a combatir la flacidez.

Es excelente para combatir las bolsas de los ojos que nos hacen ver cansad@s ya que ayuda a desinflamar y descongestionar la zona.

Y por último, podría ayudar a calmar y desinflamar pequeños brotes de acné. Pero siempre recomendamos preguntar a tu dermatólogo antes de aplicarlo.

TIPOS DE PIEL

Para pieles secas, mixtas o grasas que tengan un aspecto apagado o cansado.

*NO SE RECOMIENDA para pieles sensibles, que se irritan fácilmente o pieles con rosácea.

Si tienes un brote de acné, te recomendamos visitar a tu dermatólogo antes de realizar cualquier procedimiento o aplicar cualquier producto.

Y por último es importante saber que si notas cualquier reacción adversa o si tu piel se irrita DEBES SUSPENDER EL PROCEDIMIENTO a la brevedad.

¿CÓMO SE USA?

Después de limpiar profundamente la zona, frotar el hielo en el rostro, siempre con movimientos hacia afuera y hacia arriba. Debes tener cuidado y no aplicar el hielo por mucho tiempo en la misma zona, siempre debes estar moviéndolo para no “quemar” la piel.

DIMENSIONES: 6,2 x 11,5 x 4,2 cm. 

¡TIENES QUE PROBARLO!

Durante años, el hielo y el frío han sido parte de terapias faciales para mantener la piel sana y luminosa. Lo mejor de todo es que este tratamiento, que ha demostrado ser efectivo, es muy accesible y lo puedes hacer personalmente en tu casa sin invertir grandes cantidades de dinero.